No tengo muchos recuerdos de haberlos buscado mucho de pequeño, salgo un par de veces, pero me los recordaron 2 personas: Una el año pasado durante la I Jornada de Plantas Comestibles celebrada en Alpedrete y otra mi compañero "de coche", Gustavo, al hablar en uno de nuestros viajes diarios acerca de ellos. Así que, sabiendo donde se encontraban aún en no muy grande cantidad en Alpedrete, fui a por ellos, los cociné y... hummm que delicia
Si os animáis a buscarlo os pongo la siguiente información extraída de http://www.gaucinalalba.com/index.php?option=com_content&task=view&id=139&Itemid=32
NUESTRAS HIERBAS SILVESTRES COMESTIBLES: LA TAGARNINA |
La tagarnina (scolymus hispánicus) o cardillo, como se conoce en otros lugares, concretamente en Mengíbar, donde vivo hace más de treinta años, es una planta herbácea anual que crece a ras del suelo y tiene forma de roseta, perteneciente a la familia de las “asteraceae”, de hojas comestibles, congénere de los cardillos pero con las anteras, pencas de color marrón, que crece en estado silvestre, aunque también podemos encontrarlas de cultivo.
Planta de tagarnina. Foto Miguel Vázquez González.
La recolección de la tagarnina es bastante sencilla, basta proveerse de un buen saco, un escardillo pequeño, unos guantes para evitar las espinas de las pencas al pelarlas y lanzarte al campo a buscarlas en los barbechos, linderos y terrenos incultos. Localizado un buen rodal, empezamos a arrancar las tagarninas con el escardillo, procurando no dañar las pencas hasta hacer un buen montón, después procedemos a pelarlas arrastrando los dedos sobre las pencas para desprender las hojas y las espinas y, por último, se lavan en algún arroyo o fuente cercana con el fin de desprender los restos de tierra adherida a los tronchos.
La raíz de la tagarnina hervida en agua tiene propiedades diuréticas; es decir, la propiedad de aumentar la excreción de la orina, recomendándose una o dos tazas al día después de las comidas. Igualmente, el jugo de la raíz puede servirnos de cuajo para la leche.
En nuestra reciente visita a Gaucín, hemos tenido la ocasión de degustar las exquisitas tagarninas de barbecho gracias a la generosidad de nuestro paisano Jacobo Núñez que nos regaló un buen saco y también a mis hijos Jesús y Maite que bajaron con mi sobrino Antonio al pindolo de la Hoya del Peral y subieron con una buena “capiruchá”. A mí me tocó en ambas ocasiones pelarlas; pero la verdad, mereció la pena por los revueltos y el cocido con tagarninas que nos metimos entre pecho y espaldas.
Aunque conocida y consumida en toda la comarca, la tagarnina alcanza gran predicamento en la cocina popular gaucineña, gozando de justa fama las denominadas tagarninas de barbechos y las de tierra de bujeo. Las tagarninas pueden ser cocinadas de varias maneras: Tagarninas sancochadas (ensaladilla), tagarninas revueltas con huevos, tagarninas esparragadas, tagarninas en el cocido, tortilla de tagarninas. La olla con tagarninas.
Preparando el revuelto de tagarninas. Foto Miguel Vázquez González
Hoy termino con la receta extraída de mi libro “Gaucín gastronomía popular”: TAGARNINAS REVUELTAS. Espero que las probéis, resultan riquísimas.
Ingredientes:
1 kg. de tagarninas tiernas
3 ó 4 Huevos
2 ó 3 dientes de ajos
Aceite de oliva
Sal
Modo de hacerlo:
Una vez sancochadas y escurridas las tagarninas, en una sartén con aceite muy caliente se refríen los ajos, procurando que no se chamusquen; a continuación se añaden las tagarninas y se rehogan. Se le estrellan los huevos y se mueve todo hasta que quede cuajado y muy mezclado. Se sirve de segundo plato.
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Añado más información y fotos que extraigo de la siguiente url http://www.belalcazar.org/Fauna-%20flora/fichas/cardillos.htm
CARDILLOS
Nombre belalcazareño: Cardillos
Otros nombres en castellano: Tagarninas
Nombre científico: Scolymus hispanicus L.
DESCRIPCIÓN:
Hierba perenne, que como su nombre indica está estrechamente relacionada con el amplio grupo de los cardos, de la familia de las Compuestas. Como en el caso de los cardos, lo que llamamos ‘flor’ es en realidad un capítulo o agrupación de flores diminutas –ver explicación en la ficha sobre la hierba de cuajo-, que en el caso de los cardillos poseen un intenso color amarillo.
El cardillo recibe su nombre por su tamaño, menor que el de la mayoría de especies de cardos –géneros Carduus. Cirsium, Sylibum, etc.-. La planta suele vivir pocos años, agostándose cada verano; permanece bajo el suelo en forma de yema, envuelta en restos de la base de las hojas del año anterior. Tras el paso del invierno –o en años benévolos incluso en el otoño inmediato al descanso estival-, emerge de la tierra una roseta de hojas aplicadas y espinosas, pegadas al suelo, con nervio rojizo y limbo de color verde vivo. Al final de la primavera, la roseta emite un tallo con hojas menores, también espinosas, y en cuyas axilas se sitúan fascículos de uno o pocos capítulos amarillentos. Las semillas poseen una corona de pelos, ásperos al tacto.
Además del cardillo común, también puede encontrarse otra especie de menor tamaño, habitualmente no vivaz, con tallos marcadamente alados, y cuyas flores están cubiertas por un denso fascículo de brácteas espinosas; esta especie, denominada Scolymus maculatus, posee semillas sin corona, y al abrir los capítulos se observa que las florecillas que los componen poseen pelos negruzcos en la base.
HÁBITAT
El cardillo habita en pastizales, prados incultos y eriales, sobre todo en terrenos no demasiado compactos, y cerca de los arroyos. La planta tampoco es rara en las cunetas y linderos, donde a menudo pasa inadvertida por la espesura del resto de la vegetación. El aspecto de la roseta, con hojas aplicadas al suelo, ayuda a defenderla del diente del ganado.
USOS
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El cardillo es uno de los alimentos naturales más tradicionales del centro y Sur de España, siendo especialmente apreciado en Belalcázar. Se recoge con la azadilla, dando un golpe certero que parta el cuello de la raíz a unos 2 ó 3 dedos por debajo del nivel del suelo, de modo que no se desmiembren las hojas. Se consumen las pencas o nervios foliares y la parte superior del cuello de la raíz, al que se encuentran unidas; para limpiarlas, debe extraerse la parte verde de las hojas, presionando el nervio desde la base hasta su extremo. El cardillo se come habitualmente cocido, siendo frecuente que en Belalcázar se consuma en frío, a modo de picadillo, mezclado con aceite, sal, vinagre y huevo duro.
¿SABÍAS QUE...?
Los cardillos poseen los mismos compuestos que la mayoría de cardos y especies relacionadas, incluyendo la inulina –azucar natural especialmente apto para los diabéticos-, y diversas sustancias medicinales, de virtudes similares a las de los cardos de penca –por ejemplo, como diuréticas, protectoras del hígado, etc.-. Aunque en menor cantidad, también poseen los mismos fermentos que confieren a la flor del cardo la propiedad de ‘cortar’ la leche produciendo la cuajada y el queso. A pesar de todo lo anterior, su utilización se ha restringido tradicionalmente al uso culinario, como planta alimenticia.
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